arcatora

ALGO HABRÁ QUE DECIR

 

Algo habrá que decir

si hemos nacido,

decir, por ejemplo,

que nos nació el amor,

que nos besó otro cuerpo,

que anduvimos buscándolo

más tarde,

a tientas, medio a oscuras,

para sembrarlo entero

de caricias aéreas;

que la noche fue larga

pero hubo algunas luces,

que nos cegó una estrella

y nos mantuvo errantes,

camino hacia la nada

hasta encontrar quizá,

¿quién sabe de estas cosas?,

el cielo constelado,

la vida enamorada.

 

Algo habrá que decir

si estamos vivos,

decir que hemos luchado

por un mundo mejor,

por vivir lo soñado;

que el trabajo no pudo

quebrantarnos la voz,

rompernos las espaldas,

con dios, explotadores,

nos han brotado alas.

 

Decir además

que no estuvimos solos

todo el tiempo,

que tuvimos amigos,

compañeros del alma

que el viento lleva o trae,

viajeros de paso

que habitan la memoria

y siembran la nostalgia.

 

Y decir al final

que lo hemos hecho todo,

es decir, casi nada,

y un ¡¡viva la eutanasia!!,

morir con dignidad,

algo habrá que decir

si aún no hemos muerto.

 

 

SIEMPRE LA PRIMAVERA

 

Latigazo de luz en la penumbra

 Nunca pensé sentirme tan querido

 No cuando el invierno acecha de nostalgias

 Y la vida parece un leve aleteo de recuerdos

 Los pájaros redondos de tu pecho

 Aleteando con frenesí a mi alrededor

 Sobre la basta oscuridad de la ceguera

 Despertando, renovando mi sueño

 Y el amor renace soñoliento

 Como animal tras la hibernada

 En la dura caverna del silencio

 La nieve se derrite y cede el paso

 A una nueva lección primaveral:

 Siempre la primavera mientras estemos vivos

 Mientras estemos vivos somos los inmortales

 Gracias por tu luz y por tu anhelo.

 

 

LA  CALLADA

 

Me gustas cuando callas porque lo esperas todo.

 Luego vienes diciendo que estaba todo dicho.

 Me gustas cuando dices que nunca dices nada.

 Nos sorprende la noche con palabras medianas.

 Citas hubo y algunas nos sorprendieron juntos.

 Nunca mejor palabra que no decirnos nada.

 Me jugué la estrategia a una sola llamada.

 Dijiste tú estás loco, tanta familia en babia.

 Vienes cuando te vas, te vas viniendo.

 Azules los ojos de la mujer que amo.

 Negro carbón la mujer que esperaba.

 Mina, algún socavón la tierra prometida.

 No me digas ahora que siempre me esperaste.

 Que esperabas acaso un dedo en tu chochete.

 Que anhelabas la lengua en tu boca reseca.

 Maneras y fluidos para saberte amada.

 Todo te lo di a ojos y piel sentida.

 De tu ser, de tu voz caudalosa simiente.

 No me digas ahora que nunca dije nada.

 

 

BUITRES

 

Bandadas de buitres sobre mis intestinos,

Destino solitario de quien deambula barrios

Buscando algún amigo

Y tan sólo se topa con buitres hambrientos.

Abraza mi soledad tu rostro enmudecido,

Falsas sonrisas y falsas esperanzas flotan en el vacío.

Algo de alcohol y la siempre temida niebla de desdecirte

Sobre viejos poemas que la noche reflota

Y niega la razón… almas huecas…

Entre el ramaje donde leves alondras

Apuntan a descifrar el sol de la mañana,

Brotan voces de aliento contenido,

Murmullos de luz en las miradas.

Verde sobre los campos, bajo las nubes grises,

Premonitor de un silencioso grito,

El viento barriendo hojas de hierba,

La amenazada estirpe del verde derramado.

Sólo veo tu azul en la inmensa distancia

Que separa tu ausencia de mi anhelo más alto:

Tenerte entre mis brazos, reverdecer al son

De tu mirada perdida ahora en otros mundos,

En otros seres que inexplicablemente afloran en tu ser,

Del día a día al pie de los abismos:

Una vida con otros, una vida sin mí.

¿Cuál es el abandono?

Desde las horas insignes de la más alta noche

Que revelan la ausencia de tu piel

Le sigo preguntando al dios de los lares vacíos y sin nombre:

¿Dónde está tu ramaje de amante enredadera

Que soñé en un inhóspito día de mi vida,

Dónde tus besos de alondra que despierta,

Dónde tu presencia de arena ante el naufragio?

Y no es decir y no es pensar si esa playa existió:

Es el reflejo de tu rostro en el espejo de mi frente

Despojado de toda palabra, de cualquier pensamiento,

Incluso despojado de tu profunda piel.

Es el reflejo de la pérdida en el ojo del buitre

Que acecha sobre la vida, sobre la muerte,

Sobre las vísceras de nuestra inconclusión,

Del seguir esperando, amándonos y aún vivos,

La llegada de la vida en nuestro amor.

Y es la canción de un muerto.

 

 

CARTA DE AMOR DESEMBALADA

 

Mecánico cuántico de mi ser

reviso día a día mi organismo

hablo de tú a tú a mi corazón

repaso mis riñones y mi hígado

me llevo como dios con mis pulmones

y gimnasta que soy conservo el ritmo.

 

Un universo en mí yo soy su guía

dirijo sobre todo complejas operaciones cerebrales

donde viejas neuronas van a la alcantarilla

y otras nuevas recrean instintos viscerales

donde llegar a viejo no es parte de mi vida.

 

Como niño prodigio propago en mí bondades

de células mejores que serían la envidia

de cualquier jovencito de ideas triunfales.

 

Mi otoño bien llevado aún conserva la risa

y otros bienes sanguíneos y también hormonales.

 

Me quiero y me deseo onanista a raudales

desde que yo recuerdo con mujer o sin ella

siempre para mis pajas me forjé buenos planes.

 

Mucho mejor con ella sin prisa dale y dale

que rezumen los poros compartida agonía

y verse en otros ojos desandar el camino

que el sexo nos retrae de la muerte a la vida.

 

Pero no corren tiempos de amar a todo riesgo

porque las chicas andan cada día más finas

un día te levantas ya pasado algún tiempo

te miras el ombligo cual cualquier otro día

y sólo la pelusa te queda en compañía.

 

Que le dio un amiguete o te volviste feo

que caíste muy bajo o andabas muy arriba

cualquier excusa vale y eres tú el egoísta.

 

Mujeres cuando llegan más no pierdo mi ego

y aunque perdí mis hijos mi casa mi camisa

guardo las pelusillas del ombligo y reviso

cada día mi páncreas mi bazo mis amígdalas...

 

Ese universo mío reconocible y sabio

que cuando algo anda mal siempre me avisa

cuando hay un infiltrado que intenta entrometerse

entre lo que deseo y lo que necesitan.

 

Celularmente...

 

 

CHICA DEL DESIERTO

 

Chica del desierto

dame de beber,

vengo de muy lejos,

traigo mucha sed.

 

Huellas en la arena

dejaron mis pies

en busca del mar

pero no lo hallé.

 

He perdido el rumbo,

ya no sé volver,

sigo hacia delante

esclavo de mi sed.

 

Chica del desierto

dame de beber,

quizás halle el mar

al fondo de tu piel...

 

 

DESPEDIDA

 

No hablaremos de nobles columnas de una diosa donde a cincel grabaste el deseo de abrazar la cosecha sembrada a tientas, sin saber.

No hablaremos tampoco, pues la mañana es parca en palabras cuando la noche ha sido tan sólo un puro tránsito hacia el amanecer, de personas que dejan en tu vida una huella indeleble aunque sólo presientas que en tus días estén.

 

No hablaremos ya nunca de reyes y vasallos, capitán, marinero, dictadores ocultos o juzgados de guardia que reclamen tu ser.

 

Nada debes pues nada pediste y tu vida ha sido durante muchos años un vivir y sufrir. Torturado te sientes y nunca olvidarás ese afán de salvarte mediante palo y soga dejándote morir.

 

Pero hoy lo has visto claro: no sólo fue por tí. Fue también por los otros que hoy rompen para siempre un vínculo tan raro de alegría y angustia, de dolor compartido, de calma y frenesí.

 

Jamás serás su igual, ni imaginas siquiera qué sería de ti, mas puedes parecerlo, representar un mundo que te salve del tiempo en que estás atrapado, paralizado, inerte, insensible a los besos, a la piel, a sentir.

 

Prescriben ilusiones a la vez que el payaso trasnochador derrama sus últimos latidos, corazón de bohemio de irrisoria presencia en las noches sin fin.

 

No hablaremos tampoco de la mirada amada que sientes en la nuca, que reclamas despierta, de arrebatado empuje sacándote del pozo donde todos pensaron que era tu mejor fin.

 

Buenos días les dé la vida a todos y a ella además, tu reina, las ganas de venir.

 

 

DONDE ARRIBAN LOS RÍOS

 

Cuéntame, ¡oh, Venus!, estrella del amanecer, en qué extraño delirio palpita mi ser, como poseído de una fragancia extrema, casi madre de la propia Tierra...

¿Acaso es el amor que ha llamado a mi puerta, de improviso, sin la consciencia que nos halla prudentes y oportunos para atender el deseo de la piel en nuestros labios?

¿De dónde surge, inexplicable e inexorablemente la llamada del ciego, perdida en la arboleda, tanteando otros mundos y otras voces, a veces inhumanas, con que aplacar el sordo oído de los dioses?

Hoy he visto a la Cierva sagrada de los bosques amamantar al Unicornio que late en la ladera de mi sueño más alto.

Hoy he visto latir mi propio sueño, tan delgado a estas horas en que la vida apenas es el perfil de mis anhelos, de mi esperanza a la vez más espesa, matorral donde los jabalíes no osan crear para sí nuevas sendas.

Hoy he visto, de cerca, la llama del amor...y quiero arder en Ella.

Quemar al fin los miedos, el espanto insondable de la muerte que acecha sobre mis numerosas primaveras.

Hoy he visto, y en ti, un espacio futuro donde volver a ser en tu vientre de arena.

Hoy he visto, y en ti, la deseada marea que me devuelva vivo al cauce de la vida, a ese implacable mar donde arriban los ríos y su simiente espera.

 

 

EL SEXO CON/BOCADO

 

Por la geografía de tu cuerpo

me gusta demorarme en tus alturas,

sentir cómo me va ganando el vértigo,

perderme por tus valles y colinas,

tus humedales todos recorrer

como perro sediento de tu sed,

en uno y otro entrar y merodear

a galope tendido, a trote lento

fundirme con tu abrazo muy adentro,

penetrar tus abismos y encontrar

que la vida es tan sólo este momento,

enredado en tus aguas y en tu pelo,

luminaria de amor que se desboca

por el filo profundo de tus labios

que complacientes lamen y devoran

desde el escroto hasta mi verga toda,

así es que me derramo en tu garganta,

inundación de limos y fragancias,

tibia simiente, receptáculo ardiente,

ríe tu piel el sueño que me quiebra

la voz, el ansia de alcanzar la muerte

por la geografía de tu cuerpo

que desvela en cada surco un verso

y una canción que como río mana

desde lo más profundo de tu vientre.

 

 

ELEGIDOS

 

Extraña es la noche, tan negra y luminosa como extraña eres tú, tan próxima y lejana, inasequible al fin, sólo la eternidad puede alcanzarte, es ese tu poder, un cuerpo a quien amar en el más puro origen de todos los amores, antes incluso de saber quienes éramos ya amábamos un cuerpo y algo en que poder ser y seguir siendo.

Si sueño sólo fuimos, bien vale una promesa de morir en los brazos que nunca nos tuvieron, tan cerca que estuvimos y el viento no sopló las velas de los muertos, sólo pensar en ti me mueve al desvarío de huracanes, galernas que nos devuelvan limpia la espera de saciar la sed en otros labios.

Nunca el tiempo es derrota, siempre vamos de vuelta cuando lo hemos vivido, pero pensar en ti es mantenerme vivo, siempre la primavera, aquella desvelada insigne y calculada promesa cuando el otoño era mi mejor enemigo, jamás ha de llegar el crudo invierno mientras te sienta viva, fluyendo por mis venas, ni el frío ni el dolor harán gran mella en mí, la suficiente para rendir mi ocaso.

Me quieres sin palabras, me esperas en la justa medida de tu anhelo más firme, allí donde los brazos forjan los ideales de un mundo compartido, de un único fluir de la saliva y de los humedales, de la piel, tan profunda, la carne un estandarte.

Hoy creo yo el poema, hoy yo lo escribo, pero sin ti nunca llegará a ser más que palabras, conjunción acertada de letras y sonidos, sin ti no existe frase ni verso que inconcluso se vierta sin remedio en la palabra olvido.

Nos tocaron los dioses como a dos elegidos, pero Cronos no anduvo acertado y muy fino. Como ateo que soy y de cagarme en dios estoy bien aprendido, te digo que lo nuestro es único destino, sabiduría al fin de conocer a dios y conocer el mundo.

 

 

LA CARICIA MÁS ALTA

 

A través de los pliegues de tu vulva,

promisora de lúbricos placeres,

he alcanzado las grutas de tu carne

y acariciado sus sedosas paredes.

Anhelantes arenas de tu vientre

que esperan implacables la marea

de altas olas y cálidas corrientes

que te lleven cual nave voladora

hasta las mismas puertas de la muerte.

He visto navegar en tu mirada

la misteriosa barca de Caronte

mientras ávidos dedos te surcaban

y atravesar fugaz el horizonte

en busca de la noche constelada

hasta alcanzar la paz tras el derroche

de incontrolables furias desatadas

por el mágico fluir de los ardores

que el deseo en tu cuerpo derramaban

y abrasaban mis manos como soles.

 

 

LA CARICIA PERDIDA

 

La caricia perdida es un pozo sin luna donde se ahoga la vida.

El día es la distancia entre dos telediarios.

El sol sale a pesar de tanta oscuridad, luces intransitables.

Me sumerjo en la sombra que proyecta tu olvido.

Sobre mi piel reseca el lapidario frío

De esperadas caricias que habitan la memoria de mi soñar contigo:

Las horas anheladas de días compartidos

Donde el tiempo es distancia de abrazos sucesivos,

Caricias cegadoras como soles furtivos

Alumbrando la vida, señalando el camino.

La caricia perdida es un camino errado buscando su destino.

 

 

LLAMADAS

 

Me contienes, amor,

a raudales de vida,

en ti hallo la esperanza

de florecer un día

al calor de tu vientre,

de tu humedal semilla.

 

Destila tu distancia

un ansia irrefrenable

que desvela mis noches

y me impulsa a llamarte

mientras sueño despierto,

llamada de mi sangre.

 

Beatriz, me concretas,

mi dispersión, mi rumbo,

deriva de mis naves

sin aliento en sus velas,

en ti encuentran destino,

en tu aliento la meta.

 

Marisma de mis ansias,

puerto donde arribar,

ya lo dijo aquel Indio,

no existe la distancia

si el corazón te lleva,

cómo contar los metros

si en mí siempre estarás,

pero la sangre busca

en la sangre su cauce,

mi corazón te llama

para latir en paz.

 

 

LOS HIJOS HERIDOS

 

Los niños son

como flores silvestres

o como pájaros

sonorizando el árbol

de los atardeceres

o como regodones

que el río en su pasar

pule y desgasta.

 

Es decir, son de todos

y son de todas partes.

 

Son pedazos de mundo

que viven el futuro.

 

No tienen etiquetas

ni marca registrada

ni ficha en el archivo

ni evaluación psiquiátrica

ni condecoraciones.

 

Por eso

cuando matan a un niño

las margaritas todas

inclinan sus corolas,

los gorriones entonan

silenciosos presagios

sobre las arboledas,

las corrientes abrazan

las redondeces pétreas

en un duelo fraterno...

 

...y las madres derraman

sus interrogaciones

para decir al fin:

menos mal, no fue al mío.

 

 

MARIPOSA EN TU FLOR

 

Subiré por las tibias

columnas de tus muslos

hasta alcanzar tu centro,

mariposa en tu flor,

y libaré tu néctar

hasta que exhausta ruegues

mis brazos en tu abrazo,

tu corola y mi estambre

penetrándose al son

de esa canción antigua

que nombramos amor.

 

Y enredado en tu cuerpo,

unidos los ombligos

cual mundos convergentes,

por tu vía láctea

subiré hasta tus pechos

para beber tu sal,

mi sagrado alimento,

morderé de tu éxtasis

los pezones erectos

y seguiré subiendo,

mi mirada en tus ojos,

mi saliva en tus besos,

el amor nos da alas,

llegaremos al cielo,

héroes de algún olimpo,

hijos del dios Deseo

arrojados al mundo,

tú Afrodita y yo Eros...

 

 

MINERALMENTE

 

Ser no ser nada cuesta, no cuesta no ser nada, no ser nadie.

Se nos caen los archivos del programa en velocidad punta.

Inejecutables del disco duro que se pasó de vueltas.

La memoria se engancha y paraliza miembros y retinas.

Si pudiéramos llegar hasta aquel reset de inalcanzable estatus.

Pero no quedan fuerzas para ser y salir del estand bay.

Maquinitas de carne varadas en remotas playas de silicio.

Somos nadie en un mundo raro, ajeno y desolado.

No preguntes si algún puerto vacío para llegar a ser.

Ni siquiera sabemos si el uesebe trae o lleva a la gente.

Es como si siempre el silencio y ni el susurro del ventilador.

La música del metro y el trotar de las estaciones y de los aeropuertos.

Tan lejanos, no quedan viajeros hacia ninguna parte.

Sólo zombis maquillados girando en la unidad de cederrom.

Si algún día llegamos a destino será electrificados.

Es posible otro mundo donde ser pura esencia.

Electroquímica en sistemas minerales autoprogramados.

Sin cuerpo, sin miserias, tan sólo luz, tan sólo pensamiento.

La memoria comprimida en un latido de pura eternidad.

Quizá seamos entonces, sin que nos cueste nada.

 

 

OSADÍA

 

¿Cómo osáis decir que nos quedamos ciegos

aquellos que un buen día abandonamos la caverna?

¿Acaso conocéis mayor ceguera que la de hallarse muerto?

¡Miradnos esplender...!

Alas como puentes brotan de los costados

de aquellos que elegimos el cielo por morada,

la luz abrasadora del sol ilumina los días

y alienta en el espejo la más oscura noche.

Ahora sabemos que el mundo nunca nos ha esperado.

Llegamos por azar y por azar nos vamos.

Mientras dura el camino somos los inmortales.

No es precisa la cueva, ni el sol puede matarnos.

La cueva y la mirada, el miedo y los rebaños,

No ver no da pavor, la oscuridad os salva

de vuestros propios ojos de ciegos indolentes.

Seguid así, ocultos a la luz que os dio el ser,

protegidos del fuego que os devora,

seguid así de muertos pero no oséis decir,

-¿habráse visto tamaño atrevimiento o tan poca vergüenza?,-

que nos quedamos ciegos, que erramos nuestra senda,

que no encontramos nunca el camino de vuelta...

 

 

PÁJAROS REDONDOS

 

Un aleteo salvaje

de pájaros redondos

volándote en el pecho.

Una fosforescencia

de peces de colores

nadando en tus orillas...

 

Es el amor, mi amor,

que en ti prende y espiga.

Florecerá tu trigo,

será pan de mis días

y en cada primavera

brotarán más semillas

que se tornarán pájaros

aleteando en tu vida.

 

Eres la propia esencia

del amor que en ti anida,

sin ti el amor sería

un páramo desierto

al fondo de los días.

 

En ti confluye el mar

con la arena y el viento,

el nexo entre dos mundos,

todos los elementos

que alimentan los pájaros

redondos de tu pecho

que en ti encuentran su nido

y en mí encienden el fuego.

 

 

PRISIONERO

 

Encaramado al cielo de tu boca,

prisionero en la cárcel de tus besos

libando el dulce néctar de tus labios

a cadena perpetua me condeno.

 

Mis barrotes las líneas de tu cuerpo

resolviéndose en pliegues de delirio,

mi ventana la luz de tu mirada

abrasándome el alma con su brillo.

 

Atrapado por tus brazos y tus piernas

que se extienden como rama en la distancia

y se fijan como hiedra a mi existencia.

 

Prisionero del aroma de tus fuentes,

de la sed que me devora reo y preso,

de mis ganas de abrazarte y de cogerte.

 

 

ROJAS COLUMNAS

 

Esas rojas columnas levantadas

desde el sangrante centro de tu pecho

sostienen la esperanza en un mañana

de amaneceres juntos en el lecho.

 

Templo erigido en nombre del amor

para cobijo de todos nuestros sueños,

por techo sólo estrellas e ilusión,

sus paredes abiertas a los vientos.

 

Libres como los pájaros seremos

en un nido de abrazos y de besos,

puertas abiertas, al aire la ventana

para mirarnos libres, del amor presos.

 

Pájaros azules, volemos alto al sol

de un mediodía luminoso y sereno

por las rojas columnas de tu corazón

hasta el mío alzadas bajo el mismo cielo.

 

 

SUSPENSIÓN DE PAGOS

 

“Corazón que lates en la sombra

a salvo de la luz que te devora...”

 

Qué poco avanza el mundo

en su ignominia,

siempre los mismos odios

y las envidias mismas.

 

Los mismos condenados

a diferentes penas

por los mismos chalados,

letalmente ignorantes

dirigiendo destinos

que otros prefabricaron.

 

La misma cruz,

los mismos estandartes,

y el amor, otra vez,

en suspensión de pagos.

 

 

VACIADAS LAS PLAZAS

 

El día arroja hoy un basto saldo

De comedidas voces

leves pronunciamientos

Silenciosos desgarros

En gargantas de seres palpitando

Al borde mismo de la desesperanza.

 

Tal vez halla un mañana

Donde decirse hombre

Levantada la voz

El puño en alto

Pero al día de hoy, vaciadas las plazas

Sólo se escucha el canto de sirena

De los parlamentarios

Pagados del Estado y de sí mismos

Serviles mercenarios

De la mentira derramada

Sobre la ingenuidad de sus votantes.

 

 

VÓRTICES

 

Desde los vórtices sagrados de tu vuelo

que succionan de mí la vida y la esperanza,

me llega, sacerdotisa del amor, tu estela.

 

Y enredado en tu divina turbulencia

siento mis días ir en pos de vos

arrastrado por la derrota de tu ausencia.

 

Nunca el tiempo conjugó como ahora

el verbo amar y el sujeto que espera,

la medida distancia de tenerte siempre

y el vertical deseo de tenerte cerca.

 

Y nunca vi sufrir de esta manera

a quien sólo intentara torpemente,

desde su lobuna soledad  de estepa,

hacerse viento y estirar tus velas.