arcatora

DEL AMOR Y OTROS LUGARES  II

 ...

Saber donde arribar,

Reconstruir el paisaje,

Las figuras, las luces

Desdibujadas por el tiempo

Y el implacable olvido.

Saber, también,

Que siempre el mismo puerto

Y la figura humana

Y las luces del alba

Bajo un único Sol.

El fuego que me abrasa,

Como de sol naciente,

Ilumina mis noches

De vegetal herido.

Respiro por tus poros,

Verdes de clorofila,

Las húmedas raíces

De tu extenso vergel.

Arde la selva y muero

Aspirando tu aroma,

Prendido en tus pupilas,

Deseando renacer…

En qué momento el sol erró su hora

O la tierra dio un giro inesperado

Nunca sabremos con certeza, amor,

Ni qué rara conjunción de astros

O cataclismo lunar a la deriva

Provocó tan peculiar cosmografía…

Sólo sabemos que marcó nuestras vidas

Aquella medianoche, amor, de amanecida.

Sin ti no existe el tiempo,

Eres el centro de todas las edades,

Inicio, plenitud, desolación.

Giran en torno a ti las estaciones,

Desde la primavera de fragantes olores

Hasta la rancia mortaja del invierno

Y en ti nacen y mueren los planetas,

Los mundos que en tus manos

Sueñan la posibilidad de su existencia.

Sin ti no existe el tiempo

Porque tú eres el tiempo,

La sustancia, el colosal soporte

De aquellos que alcanzamos a pensarlo.

Y allá en el centro de la tierra,

Donde la semilla es también brasa

Y germina en la luz,

Levantaremos nuestro nido

Con la materia de nuestros propios sueños,

Abiertos a la vida, incendiados de amor,

En permanente erupción

Que hará palidecer al firmamento.

¡¡Oye mi desbocado corazón

Gritar tu nombre al aire…!!

Plenitud de mis sentidos

En el marasmo tibio de tu piel.

Siento tu alma navegar mis silencios

Y tus pliegues latir al calor

De mi voz y de mis manos

Que ávidas recorren

La vertiginosa geografía de tu cuerpo.

Me siento vivo en ti

Y la alegría de vivir y de vivirte

Me lleva al aire y recorro contigo,

Como en vuelo de sombras,

Las estancias vacías por tu ausencia.

Vuelo alto al sol del mediodía,

Sentir que sin ti apenas aleteo,

Esperar por tus alas

Donde hayan de llevarnos

En busca de la luz,

Mi Venus migratoria,

Sin ti no existe nido,

La escarcha del invierno

En las últimas hojas…

Me encanta la manera

Que tienes de mirarme,

De abrazar mis silencios,

De nutrirme de sueños…

Alimento de un alma

Que vaga a la deriva,

Tus brazos me enraízan

Al fondo de la vida,

Tus ojos iluminan

El paso de mis días,

Encantadora amante,

Mi encantadora amiga.

Cogidos de la mano y sin asombro

Veremos las noticias de la tarde,

El mundo está al revés:

Ya no amanece a la hora señalada,

Las horas avanzan en la sombra

Aguardando la noche luminosa,

El sol abandonó los mediodías

Y nos sorprende en su caída,

En el oriente,

Entrelazados en un sueño lunar.

Parece que fue ayer

Que te di el primer beso

Como quien da una flor.

A ti se te cayó el sudario

Sobre los pies desnudos

Y me ofreciste tu jardín.

La primavera

Llamaba ya a las puertas

De todos los amantes

Y en cada árbol un nido

Se encaramaba a la esperanza.

Tras un verano intenso

Este otoño que acaba

Nos trae las manos llenas.

Puede que no haya invierno

Y este calor de abrazo

Que asomó a nuestros ojos

Sea otra primavera…

Un extenso jardín,

Amanecer en tu corola abierta

Abrazado a tu tallo

Y sentir la emoción de los días

Que habremos de seguir

Compartiendo nuestra respiración,

Alentando el sueño de sentirnos

Savia y humus del uno para el otro,

Alimentándonos en simbiosis salvaje

Más allá de las leyes de los hombres,

A menudo al otro lado del espejo.

Mi avión en llamas,

Con mi paracaídas de ternura

Saltaré sobre el tejado rojo

Que cubre tu morada

Y allanaré tu piel

En círculos concéntricos

Protegido del sol arrasador

Que incendia mi destino y lo devora.

Como el cauce de un río

De aguas serenas unas veces

Y turbulentas otras

Será el camino

Que juntos iniciemos:

Vida que fluye inevitable

Fertilizando las riberas

Hacia el mar de nuestras ilusiones.